Los priones siguen la ley de Darwin
Los priones están asociados a 20 enfermedades neurodegenerativas en seres humanos y animales, como la enfermedad de las vacas locas o el mal de Creutzfeldt-Jakob. Científicos del Instituto de Investigación Scripps de Florida (EE UU) han descubierto ahora que estas variantes patogénicas de ciertas proteínas son capaces de evolucionar a pesar de no contener ni ADN ni ARN.La investigación, publicada en el último número de la revista Science.
El estudio ha demostrado que los priones pueden mutar para adaptarse al entorno y desarrollar resistencia a fármacos, un fenómeno que hasta ahora sólo sucedía en bacterias y virus. "Se produce el mismo proceso de la mutación y del cambio adaptativo en los priones que en los virus", afirma Charles Weissmann, primer firmante del trabajo y director del departamento de Infectología de Scripps. Esto significa que el patrón evolutivo darviniano es universalmente activo. En los virus, la mutación está ligada a los cambios en la secuencia del ácido nucleico que lleva a la resistencia a los tratamientos farmacológicos. Ahora, esta adaptabilidad ha bajado al nivel de los priones y al plegamiento de la proteína: "Está claro que no es necesario el ácido nucleico para el proceso de la evolución", añade el científico.
Los científicos cultivaron una cepa de priones de neuronas en presencia del compuesto swainsonina, que se encuentra en plantas y hongos, y que ha demostrado que inhibe ciertas cepas de priones. Una pequeña porción de esos priones resistieron al compuesto, y esa variedad acabó por convertirse en la población mayoritaria. De vuelta al cerebro, los priones celulares adaptados asumieron de nuevo el control de la población de priones.
Los priones, que están compuestos solamente de proteína, están clasificados por distintas cepas, originalmente caracterizadas por su tiempo de incubación y la enfermedad que causan. Pero tienen la capacidad de reproducirse, a pesar de que no contienen genes. Las células de los mamíferos producen normalmente la proteína celular o PrPC del prión. Durante la infección, la proteína dividida de forma defectuosa, conocida como PrPSc, convierte al prión húesped en formas tóxicas al cambiar su forma y composición. "Se pensaba que una vez que la proteína celular del prión se convertía en la forma anormal, no había más cambio", dijo Weissmann. Pero al transmitir priones de las ovejas a los ratones, se observó cómo se convirtieron en más virulentos. "Ahora se sabe que los priones anormales se multiplican y crean variantes, quizás a un bajo nivel inicialmente, pero una vez transferidos a un nuevo húesped, la selección natural elegirá las variantes más virulentas y agresivas".
Los investigadores creen que los resultados del trabajo sugieren la necesidad de buscar estrategias terapeúticas distintas a las normales. Por ejemplo, en vez de desarrollar fármacos para combatir proteínas anormales, con el riesgo de que se desarrollen variantes más virulentas o acabar interfiriendo en otros procesos fisiológicos críticos, podría ser más eficiente intentar limitar la fuente de priones producidos normalmente; es decir, sería como reducir la cantidad de combustible que alimenta ese fuego.
El estudio ha demostrado que los priones pueden mutar para adaptarse al entorno y desarrollar resistencia a fármacos, un fenómeno que hasta ahora sólo sucedía en bacterias y virus. "Se produce el mismo proceso de la mutación y del cambio adaptativo en los priones que en los virus", afirma Charles Weissmann, primer firmante del trabajo y director del departamento de Infectología de Scripps. Esto significa que el patrón evolutivo darviniano es universalmente activo. En los virus, la mutación está ligada a los cambios en la secuencia del ácido nucleico que lleva a la resistencia a los tratamientos farmacológicos. Ahora, esta adaptabilidad ha bajado al nivel de los priones y al plegamiento de la proteína: "Está claro que no es necesario el ácido nucleico para el proceso de la evolución", añade el científico.
Los científicos cultivaron una cepa de priones de neuronas en presencia del compuesto swainsonina, que se encuentra en plantas y hongos, y que ha demostrado que inhibe ciertas cepas de priones. Una pequeña porción de esos priones resistieron al compuesto, y esa variedad acabó por convertirse en la población mayoritaria. De vuelta al cerebro, los priones celulares adaptados asumieron de nuevo el control de la población de priones.
Los priones, que están compuestos solamente de proteína, están clasificados por distintas cepas, originalmente caracterizadas por su tiempo de incubación y la enfermedad que causan. Pero tienen la capacidad de reproducirse, a pesar de que no contienen genes. Las células de los mamíferos producen normalmente la proteína celular o PrPC del prión. Durante la infección, la proteína dividida de forma defectuosa, conocida como PrPSc, convierte al prión húesped en formas tóxicas al cambiar su forma y composición. "Se pensaba que una vez que la proteína celular del prión se convertía en la forma anormal, no había más cambio", dijo Weissmann. Pero al transmitir priones de las ovejas a los ratones, se observó cómo se convirtieron en más virulentos. "Ahora se sabe que los priones anormales se multiplican y crean variantes, quizás a un bajo nivel inicialmente, pero una vez transferidos a un nuevo húesped, la selección natural elegirá las variantes más virulentas y agresivas".
Los investigadores creen que los resultados del trabajo sugieren la necesidad de buscar estrategias terapeúticas distintas a las normales. Por ejemplo, en vez de desarrollar fármacos para combatir proteínas anormales, con el riesgo de que se desarrollen variantes más virulentas o acabar interfiriendo en otros procesos fisiológicos críticos, podría ser más eficiente intentar limitar la fuente de priones producidos normalmente; es decir, sería como reducir la cantidad de combustible que alimenta ese fuego.
JOAN CARLES AMBROJO | ELPAIS.com
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