'L’home dels nassos', la inquietante adaptación de una leyenda catalana
Desde el 19 de enero se podrá ver en los cines ‘L’home dels nassos’ (El hombre de las narices) , una nueva película que nos adentra en una leyenda que se ha transmitido generación tras generación en el imaginario catalán. El personaje que da nombre a la ópera prima de Abigail Schaaff relata una historia de amistad, familias, mentiras y traiciones. Una película que navega entre la mitología y la memoria histórica que llega a las salas de cine de la mano de Filmax.
Si mientes, te llevará
La película fue presentada en el Festival de ópera prima de Almería y está protagonizado por Pablo Derqui e Ivan Benet, y cuenta con la participación de Jeannine Mestre, Mercè Llorens, Pep Munné y Maria Molins, acompañados de los jóvenes Salli Diallo, Miranda Munné y Lluc Miravete. El hombre de las narices es una historia de época que combina aventura y fantasía, y se sirve de un ser mitológico (El hombre de las narices), para construir un relato que tiene sus orígenes en el folclore catalán y se sirve del contexto histórico ambientado en los años 30 y 60, en los que la mentira y el silencio se han impuesto durante décadas.
La directora, Abigail Schaaff ha hablado de su primer largometraje de ficción en una nota de prensa.
“Todo el mundo tiene una mentira o algo escondido. Me gustaría que esta leyenda se pudiera exportar y se convirtiera en una especie de Halloween para nosotros. Es una historia cercana, pero a la vez onírica. Una mezcla de fantasía y realidad que la hace muy interesante”
La sinopsis cuenta que en el invierno de 1968, en un pequeño pueblo de montaña, tres niños intentan escapar del llamado hombre de las narices, un ser legendario que captura a los niños mentirosos durante el último día del año. Pero ellos no son los únicos que le temen: las mentiras del pasado también se pueden oler. La leyenda habla de un hombre que tiene tantas narices como días tiene el año y al que solo se le puede ver durante el día 31 de diciembre. En tierras catalanas, se explicaba su existencia a la chavalería, que salía a la calle el día de fin de año para buscarlo. Servía a los adultos para disuadir a los niños de decir mentiras porque podía olerlas.
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